WHITE DOG (la venganza canina)

Kornél Mundruczó es un veterano en cuanto a cortometrajes y largos se refiere. Lo cierto es que no he visto más que esta cinta, y por su sinopsis me llamó mucho la atención:

SINOPSIS:

Una nueva ley da preferencia a los perros de raza e impone un tributo considerable por las razas cruzadas. Rápidamente, los refugios caninos se llenan con perros abandonados. Lili, de 13 años, lucha por proteger a su perro, Hagen, pero su padre lo suelta en la calle. Aún inocentemente creyendo que el amor puede conquistar cualquier dificultad, Lili comienza a buscar a su perro para salvarlo. Por su parte, Hagen lucha por sobrevivir y rápidamente se da cuenta de que no todo el mundo es el mejor amigo del perro. Se une a un grupo de perros errantes, es capturado y enviado a la perrera. Entonces, los perros aprovechan para escapar y hacer una revolución contra los seres humanos.

La cuestión es que la cinta comienza muy interesante, dando pie al drama y explicando a duras penas, pero de manera consistente, que hay leyes oscuras que atañen a los perros mixtos. Lo hace de tal manera que podemos llegar a creer que en Hungría la cosa es así, pues la manera tan realista y “europea” de rodar, se da casi de narices con el documental.

Todo se desarrolla muy bien, y los personajes encajan a la perfección con todo lo que se va sucediendo, es más, nos llegan a dar auténtico asco aquellos que odian a los perros, y de alguna forma los maltratan.

Como si de una película de Iñárritu se tratase, nos llevan de aquí para allá siguiendo las aventuras del perro Hagen, el cual dedica su existencia a sobrevivir tras el abandono fortuito que sufre. Como digo, el drama se adhiere fuerte a quienes sentimos aprecio por los animales, e incluso nos remueven la conciencia nada más empezar la película, con desagradables planos de animales despedazados en un matadero… una manera efectiva de anunciar que la cosa es seria.

Todo sigue un orden sin planos descomunales ni salirse de una regla que a leguas se denota un quiero y no puedo. Acostumbrados a ver grandes producciones americanas, cuando la historia se mete de lleno en lo “fantástico”, comienza a perder credibilidad y a denotarse fallos y escasez de producción por todas partes, algo inevitable para un puesto listón tan alto, que es inimaginable alcanzar.

En el cine tendemos a creer, a querer creer, y en esta ocasión lo intentamos con todas nuestras fuerzas, pero el guión comienza a patinar por todas partes, y de pronto estamos frente a una obra más infantil que otra cosa, y ni la sangre, ni la cruda venganza nos despega de esta creencia.

Podemos destacar el considerable esfuerzo por su director en llevar a cabo dicha película sin presupuesto, pero si nos sacudimos “los buenos ojos”, no hay por donde cogerla a partir de la recta final.

Interesante, pero no termina de cuajar.