Tal vez el cortometraje que se marca Amenábar para el anuncio de la lotería de Navidad no sea lo más apropiado, hay que buscarle un poco las vueltas para entenderlo y tener bien claro el eslogan al que se aferra todo su guión -lo importante es compartir-, peo de lo que no cabe duda es la maravillosa mano que tiene el cineasta chileno para retratar la ciudad de Madrid, en la que se a criado, y por la que se desvive.
Maravillosas interpretaciones y una fotografía espectacular para una historia rodada en septiembre, un mes de muchísimo calor en Madrid, sobre todo este año, que el verano se cebó con los madrileños hasta pasado octubre.
Lo cierto es que se agradece una película de terror con cabeza, y se nota siempre cuando el director es el guionista de la obra. En este caso Sergio G. Sánchez escribe y dirige esta película que produce J. Bayona, y que de algún modo tiene que ver con su sello característico.
Encontramos una historia dramática con tintes de terror que nos hace mantenernos pegados a la pantalla sin rechistar, con unos personajes jóvenes que empatizan con el espectador y que de alguna forma te hacen formar parte de su familia.
La terrible historia que acontece en esa casa es sin lugar a dudas digna de admirar, pero no todo lo que reluce es oro.
Si no la has visto, mejor no sigas leyendo.
El final es simplemente maravilloso, pero Sergio se empeña en darle una vuelta más de tuerca buscando el happy end, y convirtiendo una historia de terror dramático, en una visión de esperanza donde nos ofrece a una chica enamorada capaz de vivir con un pirado que no solo habla solo, sino que interpreta como si de un Gollum se tratase, cada hermano muerto.
Una lástima este final, podría haberse ofrecido como final alternativo en el DVD, pero prenderle fuego a un primer final como el que brindaba, ha sido una injusticia más digna de un productor que de un director.
El otro día vi en el cine esta película de catástrofes, la verdad es que ya no me apasionan como antes, y la razón es sencilla, Hollywood hace un circo visual que ya, a mis casi 40 tacos, no me engancha.
Dean Devlin se atreve con un film de catástrofes que poco tiene de diferente a los grandes films por todos conocidos… “Armagedon”, “Deep Impact”, “2012”… en fin, podemos decir que es un popurrí de todas estas películas, de echo en muchas ocasiones te preguntas si se trata de guiños o de recurrencias obvias.
Da igual, no quiero expresar mi opinión sobre la película, sólo quiero hacer una reflexión:
Durante el film había un niño de unos 7 años que estaba con su tía, o algún familiar, deduzco que no era su madre por razones que no vienen al caso, la cosa es que me sorprendió ver a ese niño totalmente enganchado a lo que allí ocurría, incluso en las conversaciones, donde los niños se distraen al no ver nada espectacular en la pantalla, pero él seguía atento.
Este niño se convirtió en mi película, pues no podía dejar de mirar sus reacciones en ciertos puntos de la película, y es que me recordaba a mi mismo con la pura pasión por el cine, por vivir historias que se alejasen de la soporífera rutina.
Con esto comprendí que nuestras críticas referentes a este tipo de género son desacertadas. Nos quejamos de que el cine se repite para nosotros, pero si no fuera así, las nuevas generaciones no dispondrían de sus héroes, de sus aventuras, de la magia del celuloide, que también se repitió en los 80, en los 90… plasmando impresiones en nuestra generación.
Quiero decir que GEOSTORM es el DEEP IMPACT de los chavales de ahora. Que cuando yo en aquella sala me decía a mí mismo: “joder, la típica escena del niño con el perro al otro lado del mundo con final feliz”… de pronto, giraba la cabeza y veía a ese niño aplaudiendo plenamente feliz y totalmente sumido en esa escena, y era entonces cuando me daba cuenta de que así debía ser.
Todo esto tiene una moraleja, y es que no debemos olvidar que fuimos niños, y que ahora le debemos esto a las nuevas generaciones.
Aronofsky ha revolucionado la cartelera con este film, le han llovido críticas de toda índole, desde auténticos misiles de destrucción, hasta los elogios más motivadores.
SINOPSIS:
A una mujer (Jennifer Lawrence) le pilla por sorpresa que su marido (Javier Bardem) deje entrar en casa a unas personas a las que no había invitado. Poco a poco el comportamiento de su marido va siendo más extraño, y ella empieza a estresarse y a intentar echar a todo el mundo.
Es difícil catalogar esta película, no se trata de una cinta de terror, pero eso estaba claro, Darren no es un director comercial, y más sabiendo que sus intenciones eran claras tras “Noah” (2014), donde su sello independiente se difuminó ante tanto efecto especial.
No podría hacer una crítica objetiva sobre esta cinta por el simple hecho de ser un admirador de su cine. La vi el viernes y aun sigo flipando… es una cinta que en un principio no me terminaba de convencer, pero ahora que la he podido medio asimilar, me empieza a fascinar.
He tenido que leer entrevistas a su director porque no conseguía ver con nitidez que quería decir, y es que la película en si es una metáfora por completo. Tras averiguar que habla de la Biblia, del Génesis, y mezcla la egolatría, el fanatismo religioso –es lo único que sacas en claro por si sólo – la chispa se enciende y comienza a llamarte la atención para revisarla y comprenderlo todo.
Aronofsky mueve la cámara a hombro y nos marea por toda la casa sin despegarla del primer plano de las caras de sus personajes. A medida que entran en escena más personajes, la cámara comienza a dar algo de aire, pero no te deja oxigenarte bien, te agobia, te tensa, te hace sentir mal…
La fotografía es de nuevo muy fría, como en Cisne Negro (Black Swan
2010) o su debut en “PI, Fe en el caos” (Pi: Faith in Chaos – 1998), mucho grano, y desenfoques de un celuloide maltratado, que induce mal estar… y es que a su director le encanta elegir el formato con el que se va a rodar, o buscar el etalonaje perfecto para lo que quiere hacer sentir, no deja nada al azahar.
No quiero desvelar nada, no pretendo hacer una crítica, pues no me veo capacitado para ello. Tan solo quiero dejar constancia de mis impresiones, la cual, en el momento del visionado me dejó estupefacto, desconcertado, y que ahora, un día y medio después, florece un interés y una admiración que pocas cintas han conseguido darme.
Hablando con dos compañeros que han conseguido rodar su primera película sin productoras potentes que les amparen, ni dinero que lo pueda cubrir todo, me doy cuenta de la duda existencial en la que los dos coinciden sin ni siquiera conocerse.
El camino hacia el rodaje de una película es tan largo y dificultoso, que cuando terminan totalmente exhaustos su odisea, alzan la mirada y se dan cuenta de que ahora les queda otro camino por recorrer… el de la distribución, los festivales, las salas de cine… triunfar.
Este camino no es tan agotador como el de la pre-preproducción, pero es el camino que moralmente te puede hundir hasta el mismísimo infierno.
Mover una producción de cortometraje profesional es una demo de lo que podría ser producir un largometraje, y teniendo en cuenta todos los factores, es simplemente demoledor tan solo pensar en ello.
Una vez terminada la película y haber conseguido que se vea aunque sea en una sala, a las seis de la tarde durante una semana, llegan las primeras críticas, unas críticas que vendrán sin edulcorar, sin paños calientes, directas a matar para bien o para mal, y claro, nadie tiene en cuenta tu proeza por haber conseguido llegar hasta ahí.
Los festivales de referencia son como burbujas de oxigeno que te animan a continuar el camino, pero claro, entrar en festivales como Cannes, Venecia, Sundance o Sitges, es complicado. Mostrar tu película a productores y distribuidores es uno de los pasos a seguir si quieres estrenar como dios manda en múltiples salas de todo el país y hacerte un profesional. Cuando la cinta no es seleccionada, un martillo de una tonelada te golpea en la cabeza sin piedad, y tu ánimo se desploma.
Hay que ser fuerte mentalmente, y claro, si tras el rodaje de un corto no te quedan fuerzas para continuar, al menos durante una buena temporada… imagínate de un largometraje.
Somos yonkis de contar historias, nos apasiona el cine y el recurso más asequible es el cortometraje. Puedes contar una historia con un presupuesto alto, o exprimir tu ingenio y rodar sin un duro. Con sinceridad, los festivales apuestan por el formato caro… la factura de unas buenas ópticas de cine nada tienen que ver con la cámara de fotos típica que se usa para filmar… pero con una buena historia, y unos buenos actores, eso puede quedar en segundo plano a ojos de los más exigentes.
No encuentro una moraleja para esta historia, pero si una frase cinéfila: “siempre nos quedará París”… bueno, como si París fuera barato.
Muchas veces se lanzan videos a internet con eslóganes tan atractivos como este, que reza así: “el cortometraje que nadie puede ver más de 15 segundos”.
Bien, por ello lo vi, sin duda el marketing es efectivo, y la verdad es que creía que se trataba de un corto de terror, y además pensé que iba a ser tan malo como aquel viral de “LIGHTS OUT”, pero lo que me encontré fue un corto promocional que dentro de un terrible drama basado en hechos reales, nos hace ver lo necesaria que es la eutanasia.
No, no lo paras a los 15 segundos, como te digo esto no es más que marketing, pero es realmente estremecedor…. Y no hablo de las imágenes, el corto se podía haber rodado mejor, indudablemente, pero si miramos más allá del arte, podremos ver la denuncia, y está está bien clara.
Tom Ford nos deleita en su segundo film con una historia agónica donde el sufrimiento llevado por el camino de la impotencia se intensifica a medida que avanza la cinta.
SINOPSIS:
Susan Morrow (Amy Adams) es una galerista afincada en Los Ángeles que comparte una vida llena de lujos, aunque vacía, con Hutton Morrow (Armie Hammer), su segundo marido. Un día Susan recibe una novela escrita por su exmarido Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), del que lleva años sin tener noticias. En una nota le pide que lea la novela inédita y que se ponga en contacto con él, pues se quedará unos días en la ciudad. Es de noche. Susan, sola en la cama, empieza a leer, y es la historia de un matrimonio con una hija que conduciendo por Texas una noche son perseguidos por otro vehículo…
La historia cabalga entre los paralelismos de la novela que Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal) escribe sobre el ataque de unos red necks en mitad de la nada en Texas, y la vida que tuvo con su mujer (Amy Adams). Una vida que oculta algo turbio que de alguna forma rompió la confianza y el lazo de amistad que aun quedaba entre ellos.
Lo destacable de la cinta es la narración de la novela. Unos personajes deleznables que en ningún momento traspasan la línea de la sobre-interpretación (difícil en personajes de este calibre), y que es llevado a cabo con maestría, mostrando un altibajo de sensaciones que ponen a los malhechores en una montaña rusa sin saber bien por donde tiran… despistando e intensificando la secuencia de la carretera hasta resultar verdaderamente incomoda.
Tal vez el único inconveniente sea que la narración se ve interrumpida constantemente con la vuelta a la realidad de Susan, y esto llega a frustrar el gran ritmo de la novela, llegando a ser un poco irritante.
La cinta es muy intensa y está muy bien interpretada por todos sus actores, y por supuesto bien dirigida. Por un Tom Ford que promete.
Parece que James Wan vuelve a dejar las riendas de la dirección en esta nueva entrega de INSIDIOUS. Particularmente pienso que Wan es un director que aporta su sello personal y que diferencia muy bien su estilo de el de los demás, por lo que me entristece que esta entrega no la dirija él.
No obstante confía en Adam Robitel, del que podemos destacar la cinta de 2014 “The Taking”.
El tráiler pinta bastante bien, siempre dentro de la atmósfera que exigen sus creadores originales, James Wan y Leigh Whannell.
Tengo que reconocer antes de nada que esta crítica la hago desde un punto plenamente subjetivo, pues tanto Matellano es amigo desde hace años, como también el hecho de conocer las localizaciones, incluso haber rodado en alguna de ellas un cortometraje, me puede resultar tan familiar como desconcertante en el resultado final de mi interpretación hacia la película.
Bien, “Parada en el Infierno” es un western con tintes de cine de terror, e influencias del director al que en algunas ocasiones dedica sus guiños y sus homenajes como cualquier director amante del celuloide que se precie.
SINOPSIS:
En una parada de diligencia en el Lejano Oeste, la inesperada visita de un hombre llamado ‘Coronel’, cambiará su vida pacífica y afable.
Me hubiera gustado verla en versión original, pero el pre estreno conlleva mostrar la película tal y como se va a proyectar en salas, por lo tanto, y como en otras ocasiones he mantenido, siempre mi crítica estará algo desacertada hasta ver el producto original en su más puro estado.
La cinta muestra a una panda de mal nacidos que se dedican a hacer el mal por diversión, a lo más puramente “La Naranja Mecánica” (A Clockwork Orange – 1971), llevando la primera secuencia al desagrado más absoluto, con una violación a una niña que te hace sospechar que Matellano no se va a andar con tonterías, y va a presentar la crudeza de la violencia sin titubear.
Los personajes son muy característicos, y enseguida descubres la referencia que de alguna manera su director a querido relacionar. Hablo de “La Matanza de Texas” (The Texas Chainsaw Massacre – 1974), donde incluso un o de los personajes más atolondrados lleva un nombre parecido al de “Cara de Cuero” en la segunda entrega, “Buba”, que en este caso es “Cuba”, un individuo grandote, medio retrasado y con una devoción por su jefe (Larry Tayles), que no deja lugar a duda en su parentesco.
La familia de Tobe Hooper es de alguna forma recreada en el western por Matellano, donde los conduce a cometer todo tipo de salvajadas sangrientas, que llevó a abandonar la sala a algunas personas sensibles a la violencia explicita.
Víctor Matellano tiene en cuenta a los fans del cine de terror y a los fans del western, pero como siempre digo, mezclar dos géneros puede llevarte a perder ambos públicos.
La cinta se sostiene durante 90 minutos con mucho dinamismo, un buen ritmo que cesa en una escena intermedia donde se da lugar a un diálogo extenso y que tal vez pueda llevar al aburrimiento a quienes no son buenos amantes del cine tarantinesco, pero a partir de ahí, la acción, las peleas, y los tiros, reavivan el metraje dejando un buen disfrute hasta el final.
En mi opinión se trata de una película distinta, atrevida y peligrosa en cuanto a aceptación del público se refiere. Una producción bien realizada, bien dirigida, y que no te dejará indiferente.
Está claro que si te gusta el cine de terror, la comedia negra, de alguna forma los tintes dramáticos, y sobre todo el western… no debes perdértela.
Tobe Hooper nos deja con 74, demasiado joven a mi parecer. Normalmente no hago mención de todos los cineastas, actores, o gente de este mundo que nos deja, no por nada, sino porque este blog podría convertirse en un obituario.
Pero Hooper fue sin duda un director que con su Matanza de Texas (The Texas Chainsaw Massacre) dejó huella en mí cuando sólo tenía 8 años.
Fue la película donde aprendí a enfrentarme al cine de terror, donde mi madre me decía que eso era solo tomate, refiriéndose a la sangre, y que los cadáveres eran de mentira…. Fue entonces cuando comprendí que el cine de terror ocultaba autentica magia, y tal vez por ello por lo que me enamoré del cine de terror.
En 2008 rodé mi propio homenaje a la familia de chalados que Hooper creo en 1974, mi familia era de Segovia (España), y de igual manera, estaban como un cencerro. El corto tuvo mucha aceptación en los festivales y entre el público amante de lo bizarro y la comedia negra. Como homenaje, y no podía ser de otra forma, lo dejo aquí hoy, rindiendo memoria al gran Tobe Hooper.
La Casa Brown. Para ti Tobe, descansa en paz amigo.
La Muvida 
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